La lactancia es un período en el que se establece una relación única entre la madre y su bebé constituyendo una experiencia especial y singular.
La madre brinda al recién nacido un alimento adaptado a sus necesidades fisiológicas, y también refuerza el aspecto emocional y afectivo con el mismo.
Los beneficios de la lactancia son innumerables, tanto para la madre como par el niño.
Beneficios para el bebé
• La leche materna contiene todos los nutrientes necesarios para el niño, en cantidad y calidad, durante los seis primeros meses de vida, favoreciendo su crecimiento y desarrollo.
• Brinda componentes que protegen al niño, mientras su sistema inmunitario completa su desarrollo, protegiéndolo de enfermedades comunes como resfríos, bronquiolitis, neumonía,
diarreas, otitis, infecciones urinarias; además de posibles enfermedades en un futuro como asma, alergia, obesidad, o diabetes.
• Aporta nutrientes que favorecen el desarrollo del sistema neurológico, como ácidos grasos
esenciales.
Beneficios para la madre
•La lactancia materna acelera la recuperación, ya que la madre pierde el peso ganado durante el embarazo más rápidamente.
• Disminuye el riesgo de anemia tras el parto.
• Reduce el riesgo de hipertensión y depresión posparto.
• Ayuda a prevenir el cáncer de mama y de ovario.
Ventajas para la sociedad
• La lactancia, al mejorar la nutrición del niño, previene la mortalidad infantil, reduce el riesgo de padecer enfermedades no transmisibles y favorece el desarrollo cognitivo y la educación.
• La leche materna es un alimento ecológico, ya que no necesita fabricarse, envasarse ni transportarse. Lo que repercute en un ahorro de energía y se evita la contaminación del medio ambiente.
• Representa un ahorro en alimentación a la familia. • Disminuye el gasto sanitario, debido a la menor incidencia de enfermedades
El momento ideal para ofrecer al niño el pecho es en la primera hora tras el parto. Luego es importante favorecer la internación conjunta de la madre y el niño, a fin de estimular el contacto “piel a piel” y fomentar la lactancia natural cada vez que el niño la pida.
Posiciones para dar el pecho: La posición para amamantar es un factor clave para el éxito de la lactancia, ya que un mal agarre o una mala técnica, llevan a inconvenientes en la misma.
La madre y el niño deben estar cómodos y muy juntos, idealmente con el cuerpo del bebé en contacto con la piel de la mamá.
Para una adecuada succión del pecho, el bebé necesita crear una “tetina” con este, la cual está formada aproximadamente por un tercio de pezón y dos tercios de tejido mamario. El agarre se
facilita colocando al bebé girado hacia la madre, con su cabeza y cuerpo en línea recta, sin tener el cuello torcido, con la cara mirando hacia el pecho y la nariz frente al pezón.
Una vez que el bebé está bien colocado, la madre puede estimular al bebé para que abra la boca rozando sus labios con el pezón y, a continuación, desplazar al bebé suavemente hacia el pecho.
Si el niño está bien agarrado, su labio inferior quedará muy por debajo del pezón y buena parte de la areola dentro de su boca, la cual estará muy abierta. De esta manera se evitarán grietas en el pezón.
Duración y frecuencia de las tomas Cada niño y cada mamá, el tiempo necesario para completar cada mamada es diferente. Tanto el número de tomas que el niño realiza durante el día, como el tiempo que invierte en cada una de ellas es muy variable, por lo tanto, no hay que establecer reglas fijas. Lo mejor es ofrecer el pecho
a demanda.
Por otra parte, la composición de la leche materna varía a lo largo de la mamada. La leche del principio es más ligera o “aguada”, ya que contiene la mayor parte de proteínas y azúcares, en tanto que la leche del final es menos abundante, pero su contenido en grasas y vitaminas es más elevado, dando mayor saciedad al bebé.
Se recomienda permitir al niño que acabe con un pecho antes de comenzar con el otro, ya que es importante que se vacíen completa y alternativamente cada uno de ellos. De esta manera, se
evita el acumulo de leche que puede ocasionar complicaciones, además se facilita que el cuerpo de la madre se adapte a la producción de leche en función de las necesidades de su pequeño.
Si bien no hay reglas fijas en la lactancia, cabe recordar, que toda mujer es capaz de amamantar a su hijo, y a pesar de los inconvenientes que puedan surgir, es importante la actitud y el deseo de hacerlo, con plena consciencia que la leche materna es el mejor alimento que podemos ofrecer a nuestros retoños.